La serpiente que muerde al árbol áureo: una historia de la eternidad
Por vez primera cedo el espacio de escritura a las marcas afectivas que han dejado llamas tocadas la sabiduría de Astel el innato del...
100pre grande y fresco como una Kwama
"Las grecas, las serpientes, las calaveras recubren el cuerpo de este animal prodigioso engendrado con fervor lírico y místico, de la manera misma que lo hacen los sentidos abiertos en la epidermis. La repetición del mismo motivo adquiere particular fuerza mágica que obedece y despierta, que se torna insoportable así que una gota constante de sangre lenta sobre la frente. ¿Cómo no sentir en nuestro propio cuerpo que la serpiente recorre el momento tal un verdadero escalofrío?"