Introducción (Palabras limpias)
- tintanova91
- 23 dic 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 dic 2020
En una de las regiones olvidadas del universo se localiza una pequeña cantina y el establecimiento es atendido por Furtivo Pigmeo. Un individuo que decidió huir de su planeta de origen, agobiado por la monotonía. Su planeta se llama List, ahí viven seres increíbles, potencias cósmicas maravillosas, entes que podrían cambiar el modo de aprehender la relación de la vida con el cosmos. Sin embargo, Furtivo no encontró un ser-ahí, así que decidió escapar, desesperado y sin comida encontró a un maitro llamado Grolier propietario del “Parícutin”, un bar en medio de las vías de comunicación interplanetarias.
Al no conocer a nadie, Furtivo se sintió bien, no podía entablar conexión alguna y su papel se limitaría a servir alimentos y bebidas. Grolier, -por su parte- necesitaba a alguien que se encargara del tugurio, y en los ojos de Furtivo miró desesperación, dolor y vergüenza, por lo que lo acogió en su manto. EL “Parícutin” es un espacio para los marginales, cazarrecompensas, errantes vagabundos y muchos más seres que se han sentido fuera de lugar. Es un sitio que invita a recordar sin dejarse llevar por el pathos de los afectos y pulsiones que por momentos parecerían tener ojos, manos y pies. En consecuencia, los visitantes del “Parícutin” no serán oprimidos por los cristales de memoria que cargan en sus circuitos telúrico-mnemotécnicos.
Lo que leerán en las entradas venideras son los recuerdos rotos de un ser que aceptó entablar un diálogo con la vida desde la evasión, por lo tanto, no encontrarán cuentos míticos o narrativas fulgurantes de heroicidad. Sin embargo, Furtivo siempre se ha preocupado por la imagen-menor, las lucciola que destellan en medio del brillo de la máquina. Algunos otros estudiosos se han cuestionado por el resplandor que emiten las luciérnagas, como imagen, modelo de representación y signo. Sin embargo, desde lo cotidiano, el tedio y la no-experiencia, el problema ha sido menospreciado. Ahí es donde Furtivo encontró un sendero, y como nos lo decía el déspota nacionalista Highdegger, los caminos se trazan como un bosque, salimos transformados, nunca volvemos ser el mismo.
Una última advertencia antes de cruzar el umbral, las historias que leerán son pequeñas convulsiones de ranas decapitadas que encontraron una ruta en el mundo de la vida. De tal forma que des-velarán el pathosformel de historias de fantasmas para personas -verdaderamente- adultas. O como diría un replicante de List, “All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die.”. Aunque las apariciones fantasmáticas causan impacto, sólo será un momento, como los ahogados del tiempo que nos miran y en el acto se pierden en el gran torrente del río del olvido (Lethæus). Los invito a tirar la fatiga, así como dice Práxedis “la luz es la oscuridad”, sean oscuros y profanos.
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