Un fantasma suntuoso: la desaparición de los cuerpos.
- tintanova91
- 23 sept 2023
- 4 Min. de lectura

El sintetizador cubierto de moléculas fantasmáticas evoca una panorámica, un palpitar que yacía en el aniquilamiento es activado, los sonidos maquínicos se vuelcan en un artilugio de la iconología del intervalo. La (des)asimetría sonora se apodera de la sala, el tiempo, la vida y los afectos revierten las gacelas de muerte. Un danzar entre dos seres cósmicos paraliza todas las convenciones inventadas por los entes de la ciencia. El calor, cariño y el amor anulan la verosimilitud de cualquier axioma creado, ellos acontecen en la galaxia, mientras los millones de mecanismos activan múltiples pasajes.
Colores, temperaturas, sensaciones y deseos se activan eclipsando cualquier gesto intelectivo. Lo dionisíaco como condición de posibilidad quiebra las expectativas de sentido, tal y como, la flor que se abre en medio del ambiente más hostil. Los basureros, el desperdicio y el olvido pasan a segundo plano, cuando lo bello acontece en medio de la putrefacción. Ahora sólo déjame entrar antes de que el día acabe, el momento se ha ido, tal y como siempre lo había temido. Los límites se han roto, los plazos se han acabado, lo que un día brotó como el más sublime de los senderos ahora es el páramo de la destrucción.
Un espacio que evocó el baile, las flores y el amor, ahora sólo es una ruina olvidada. Los seres encargados de darle vida a la estación espacial, descuidaron los lugares, sensaciones y las expresiones, entonces, el oasis interplanetario murió. Ella continuó con su vida, se convirtió en el ser más potente de su galaxia. Encontró su felicidad. Él se encuentra lleno de dudas e incertidumbres, la búsqueda de fantasmas agota su tiempo, energía y potencia.
Por mucho tiempo deambulaba como un autómata averiado, buscando las condiciones mínimas para que la vida continúe, en una especie de estado de supervivencia. Despertar y sentir el calor como una masa gravitatoria, asearse y continuar. Todos los días, a cada momento el compás de la certidumbre cerraba sus ansías de vida. Intentó desaparecer, aunque se rindió en la segunda ocasión. Las alegrías eran tan precarias que no podían ser pensadas desde la potencia. Cómo le explicas al mundo que has aprendido a ser más grande que el universo sin salir de tú habitación, ¿Cómo le explicas al mundo que has aprendido a volar y viajar entre planetas con un beso? ¿Cómo le explicas al mundo que aprendiste a vivir en los ojos de otra persona? ¿Es posible explicar la sensación de atravesar las aguas cándidas y sumergirse en la intempestiva inmensidad del otrx sin sentir miedo, al contrario, la libertad acontece? Dejó de ser un hombre solitario para ser iluminado con todas la gamas cromáticas que puede ofrecer la energía cósmica y de la nada perdió todo. O al menos eso había creído, quizá la cultura del ser-incompleto lo permeó, quizá los cuentos del final feliz lo convencieron, no lo sabemos.
El ritmo del sintetizador potencia la melancolía, el ser fractubela desde la imposibilidad acontece como condición de ser y no-poseer a la amada, sin pensar en las consecuencias. De pronto unas llamas portentosas y poderosas llaman al ser, le gritan, lo buscan y le piden consejo. Todas las energías de vida se vuelcan en el cuerpo, aunque la tristeza lo acosa como un fantasma, ya no está solo. Sus dones oxidados se han esfumado, las herramientas de los antiguos se han perdido y olvidado. Sin embargo, el árbol de la luna azul le ha otorgado un instrumental operativo y potente. Aunque el ente elemental le señaló: “¿Quién nos envía monstruos para matarnos y al mismo tiempo canta que nunca moriremos? ¿Quién nos enseña qué es lo real y cómo reír frente a las mentiras? ¿Quién nos encadena? Y ¿Quién tiene la llave para liberarnos? Tú”. Todas las posibilidades que buscó lo habitaban dentro de sí, es fuego, poder y energía. El día a día se ha convertido en una potencia desde las sensaciones cotidianas, las prisas, desvelos, planeaciones, risas, dibujos y poderío desbordado de las lucciolas.
Pequeños seres le hablan, responden e iluminan su mirada, llegaron cuando se sentía como el ser más infame y olvidable, desde la pérdida. El pasado pestilente le impedía ver la luminosidad y la oscuridad que le rebosan. Las mañanas se han volcado en el encuentro con potencias coloridas, parloteo sin fin y risas. Aunque hay agentes de la enfermedad que quieran intentar contagiar su neurosis y castración por la vida, es decir, su inmundo contagio. Sin embargo, la tarea se propondría -al menos desde su lugar de enunciación- “convertir el cuerpo que no sólo se reduzca al organismo y convertir el pensamiento en una fuerza que no sólo se reduzca a la conciencia”.
Aún le duele recordar los momentos más álgidos y difíciles en donde no tomó las mejores decisiones, la culpa y la tristeza le acosan en los momentos de intimidad. Son fantasmas que han perdido los cuerpos, pero que dejan secuelas en tanto aparición demoníaca. Sin embargo, poco a poco aprendió a soltar las fuerzas que ya no puede controlar, además de las equivocaciones y las faltas. Reconoce el daño que realizó, pero ya no carga con las culpas y las emociones que le restan energías. Si la oportunidad se hubiera forjado, los fragmentos proteicos se podrían constelar en un vacío inconmensurable.
Hay días en donde la vista se vuelca en sombras, el sonido se detiene y la forma pierde condiciones constitutivas. El miedo toma el control, tal y como si el toque de tánatos le desprendiera la mitad de la cara, las terminaciones de las neuronas sensoriales le señalan el peligro que se avecina, un dolor fantasma. Un cosquilleo intermitente se anuncia, tal y como las trompetas que derribaron los muros de Jericó. Las múltiples conversiones extra temporales lo agotan y aniquilan la energía reservada.
En medio de la vorágine una voz cálida y juguetona disipa los efectos de la marca oscura que ha mancillado al ánima del ser. Incompleto, destruido y fracturado el ser cósmico se lanza al viaje, con incertidumbre pues la renovación lo ha despojado de todas las estructuras espaciales que había creado. Sin embargo, los entes llenos de vida lo miran con asombro, le han devuelto la sonrisa y las ganas de compartir la llama primigenia. Las habilidades machacadas se convierten en armas filosas, el brillo yace aún después de tanta polución.
El sendero es incierto, múltiple y sombrío sin guías, maestros o mapas.
Where will you go now?
Now that you're done with me
Where will you go now?
Now that you're done with me
I don't blame you
You should be done with me
I don't blame you
You should be done with me
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