Espejos quebrados en el jardín
- tintanova91
- 9 mar 2023
- 8 Min. de lectura

En el sendero de la vigilia
*Pensé en dejar lo que leerán como un canto cautivo en el cementerio de textos que yacen en la computadora. Como alternativa, me planteé entregar las torpes letras a modo de una carta de despedida, pero tomé una decisión. Lo que leerán es una purificación de espectros, los phasmas que me acosan me resultan imbatibles, en consecuencia, la mejor herramienta es nombrarlos para des-demonizarlos. Disfruten si pueden al leer lo que Aby Warburg llamó “horrible convulsión de rana decapitada”, de forma curiosa, lo nombró así porque sería un texto que sólo mostraría a su esposa y su psiquiatra.
Al ritmo de N95 quisiera elevar las palabras emulando a K-Dot, he fallado miserablemente. El ejercicio de la escritura, muchas veces resulta un tornado de ideas que se vuelca en un aire fatuo. Han ocurrido demasiadas cosas, mis expectativas de sentido, lo familiar y lo íntimo se han quebrado de forma definitiva, tal y como, espejos rotos. Sin pensarlo ni dudarlo, había entregado mis dones a los entes primordiales. A modo de intercambio, les pedí que se llevaran mis capacidades y me dieran una vida familiar. Tal y como el alquimista le legó al ladrón una vida en conjunto, en lugar de subir a la sagrada montaña.
Nos imaginé en un picnic en el jardín, ahora sólo veo un cúmulo de cadáveres, los senderos se han definido desde la distancia. El hilo rojo y las cursilerías de internet se han quedado en potencia. Ahora escucho a Tino y: “
De vez en cuando tendrías que hacerlo
Soplarle al viento y llorarle al mar
No me arrepiento de haberlo hecho
De estar contento y sentirme mal
¿Te has preguntado cómo me siento de estar consciente de que ya no estás?
Un poco más fuerte y hasta acostumbrado
Ya que no di siempre lo que tu si das
De vez en cuando tendrías que hacerlo
Soplarle al viento y llorarle al mar
No me arrepiento de haberlo hecho
De estar contento y sentirme mal
¿Te has preguntado cómo me siento de estar consciente de que ya no estás?
Pues un poco cursi pero acostumbrado
Porque yo sí te di lo que tú jamás.
La tristeza como punto de fuga se convirtió en el lugar habitual, el paso entre las personas, la felicidad ajena y el mundo de la vida me parecían el terror más convulso. Inclusive, el goce del otro en la calle me resultaba obsceno, de golpe me detuve y dije, “me he convertido en un indiciado del panismo”. La vida desde lo contemporáneo parecía un videojuego de mundo abierto, en donde, después del acto final no hay más que hacer. La sensación de fin ha sido un consejero despiadado, por un lado me aleja del mundo y al mismo tiempo me hace anhelar el encuentro. El “paso a paso, del paso del tiempo” se ha tornado convulso, los cambios, tristezas, enojos y malos entendidos quedaron de lado. Añoraba la sonrisa que me veía como el mejor del mundo, las manos que me daban el confort que sólo brinda la guardiana del fuego. No sé, el mundo se vislumbra desde tonos grisáceos, sigo aferrado a los lentes rosados que me diste pensando que al quitarlos te des-velarías como la eterna compañera. No pasó y no pasará, cuando Heidegger hablaba de la obra de (h)arte ponía de ejemplo el templo al dios muerto, para concluir que la ruina testimonia su paso. De manera análoga, los actos y momentos se cristalizan en los objetos, aunque tengo que aprender a soltar, son la manta que me da seguridad en las curvaturas selváticas del Sur. Digo, venden micheladas con hielos, es necesario tener objetos como amuletos.
De manera, ingenua -por decir menos- pensé que podría dar a cambio, lo que más o menos puedo hacer; hablar sobre monstruos, ruinas y afectos quebrados. Me acerqué a la presencia lunar y durante la vigilia establecí un trato, al menos eso pensaba. En el sueño del cazador, el ser cósmico me negó una audiencia y quedé a la espera. Estaba molesto porque la falta de respuesta la interpreté como una negación, pensé que al menos, la búsqueda de la sabiduría del loco y la acumulación de cráneos serían un intercambio justo, la lucidez del mundo espectral a cambio de una vida sin poder mirar a los entes antiguos. Ebrietas, la hija del cosmos despertó de su sueño y buscó a los demás antiguos, entre ellos el Huérfano de Kos, Kos (revivida), Oedeon y Amygdala. En la junta de celestiales se llegó a la conclusión de que tendría más tiempo para relatar sus encuentros desde el sueño y la pesadilla del cazador.
Por ello, la “presencia lunar” me ha dado tiempo en soledad, para algunos el veneno más punzante y para otrxs la droga más potente. Aún no sé qué pensar, en momentos soy potencia en la soledad, y en instantes tengo la ingente necesidad del encuentro. Aún no sé para dónde caminar, el andar se vuelca en el misterio, en consecuencia, la traza recorrida: “será una caja de Pandora: abrirlo verdaderamente implica dejar escapar todos los «bellos males», todas las inquietudes de un pensamiento que se vuelve sobre su propio destino, sus propios repliegues, su propio lugar…”. Me aterra el andar y sus bellos males, por la falta de horizonte visible. Lo oculto y sus misterios se tornan abrumadores, en tanto, aparición de lo intempestivo. El misterio se entiende como un rito -que más allá de sus potencias- es necesario culminar hasta el tramo final para: “La purificación del alma, la acogida de la muerte, el poder de entrar en comunicación con el Más Allá, la habilidad de <<enfurecerse correctamente>>.
El camino se ha convertido en una aparición constante de la Reina Pepiada como paisaje sonoro de la imposibilidad. Aún me detengo para cantar que es necesario una sesión de David LaChapelle para tenerte de fondo en el cel. Las cosas han cambiado y ya está, pero se siente culero. En momentos Runaway de Kanye West me hace vislumbrar que la necedad egoísta me fundió hasta la médula y me cegó. El ser a la escucha se torna en un constante recordatorio del cambio y la mutación, aunque me encantaría ser un Rey Vampiro, tengo que habitar las condiciones terrenas de lo contemporáneo.
En muchas ocasiones el ensayo tiende a expulsar -de manera dogmática- verdades quebradas, monedas tan usadas que han perdido su troquelado. La intencionalidad versa en invocar la potencia que nace en lo intermitente, fragmentario, una luz que desaparece en la oscuridad. “Y, ante todo, ¿han desaparecido verdaderamente las luciérnagas? ¿Han desaparecido todas? ¿Emiten aún -pero dónde- sus maravillosas señales intermitentes? ¿Todavía en alguna parte se buscan entre sí, se hablan, se aman, pese a todo, pese al todo de la máquina, pese la noche oscura, pese a los feroces reflectores?”.
Sobre los espejos rotos, Borges decía que: “Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”, para Walter Benjamin, la memoria más punzante yacía en el fragmento como potencial energético. Desde la historia del (H)arte Aby Warburg señaló que en las imágenes y sus restos yace un Patrimonio Heredado, en donde todxs podemos re-conocernos en la esquizofrenia de la cultura occidental. En lo roto, el fragmento y los partos de los montones se localiza la potencia de lo inasible; la doble imposibilidad de la posesión del otrx, es decir, el vestigio de lo que resguarda la memoria y la imposibilidad del presente con el/la amadx.
Lo pérdido como condición de enunciación nos obliga a caminar, muchas veces a la fuerza. El ritmo sin fin de lo “productivo” nos invita a tragar -como gesto antropofago- el dolor y continuar, en una suerte de inmunidad. El detenerse a respirar, se convierte en un lujo cuando es una necesidad. Al final, todxs nos encontramos perdidos en la traducción, adivinando cuál es el siguiente paso mientras no morimos de hambre. A menos que seas un junior que puede “encontrarse” con los estetas hedonistas. Podría pasar por Capricornio para wear my louis at night, so you won’t see my eyes. La ansiedad, tristeza, amor perdido, la ruina, pérdida, resignación, soledad son un tornado que se ha alzado en medio del páramo de los huesos. Lo múltiple como acto comunal, el lanzar al mar -de llantos- una botella y del otro lado ser (re)encontrado se extiende como una invitación piadosa.
Con la finalidad de encontrar el modo de nominar, tal y como lo dice la gran pensadora Kali Uchis, “Dime si ves el vacío que deja amor perdido”. Encontrar palabras para hablar de la ruina, del lugar en donde yacían los entes primordiales y ahora se han ido. Se ha vaticinado en el título, el texto será guiado por una lectura causal de los afectos evocados por Karly Marina Loaiza aka., Kali Uchis, en donde el amor como ruina, pérdida y encuentro fallido son el eje central. Será un encontrar en el museo de formas quiméricas un jardín que es imposible habitar y sólo se encuentra como una mirada que desaparece en el río de los espectros.
Ahora tiene sentido lo que dice Kali Uchis respecto a que aún no estoy quebrado, pero se puede sentir así, de forma momentánea. Nos podemos condicionar a la presencia del otrx, sus afectos y potencias. Pero de momento, todo se va y el vacío acontece, no es la nada definida por Heidegger, pero el pecho busca llenar el espacio de lo ausente. Como un edificio a punto de colapsar, destruido, en ruinas y a la espera de la desaparición. Las formas rectilíneas se convierten en escombros, piedras sin color que han dejado de tener una utilidad en lo humano.
Afectos, miradas, caricias, actos que desenvuelven el encuentro desde lo íntimo. Como nos cuenta Schopenhauer en el dilema del erizo, el dolor yace pero necesitamos el calor que posee el otrx.En consecuencia, el dolor de la soledad y la angustia se tornan en el peor infierno imaginado e imaginable. Hay “estetas hedonistas” que claman la quietud en los afectos, sin embargo, nunca podrán desentrañar las raíces que subyacen entre las vivencias. Nada es calma y mirada desde la sofrosine, quien lo diga siempre ha sido pulsión de muerte.
Mis amigos dicen que no me gusta divertirme; Mamá, la ex patrona, mis maestros y compañeros del jale se preocupan por mí. Soy una flor maligna que pasea todo el tiempo al borde del abismo -espero un día caer-. Al mismo tiempo soy un “Loco” centrado, no sé preocupen. A veces quisiera que fueras Mari y despertamos en la estación de Kyoto, en donde nos alejamos a toda prisa con One Last Kiss de fondo. Quizá lo somxs pero en alguna otra realidad, en otro mundo me salvaste del quinto impacto y pusimos fin al mundo de los ángeles.
De algún modo fui salvado, no soy el mismo y puedo continuar, siempre serás la potencia que me sacó de la tristeza y conformismo. La confianza, el amor y los cuidados quedan ahí, son parte de lo que me hace ser Manuel desde lo contemporáneo. Seguiré escribiendo, relatando lo absurdo de lo actual y buscando espacios entre una plaga que se conocen como “estetas hedonistas” o “turistas mentales”. Como dice la Banda Bastón,
Estoy loco yo, ¿o están locos los demás?
estas calles son igual que un manicomio ya verás
los ojos del demonio están detrás del antifaz
y yo vivo con insomnio hasta descansar en paz.
Hablo de que estoy alerta de que no me quedo atrás
de que he tocado más puertas que un testigo de Jehová
loco de felicidad me puse a dilucidar
pero aquí lo único claro es la vasta oscuridad.
Luciérnagas que parpadean, el cielo viste de negro,
y yo con esta idea mordisqueándome el cerebro.
Te quedas conmigo, porque el fragmento del recuerdo se encuentra en lo que soy, eres parte mía y yo soy tuyo, desde la distancia. Adiós dulce piel canela que me habitó desde la distancia con pulsiones de vida, me enseñaste que la selva y Wakanda no son como lo pensé. Eres la sonrisa que me hace recordar lo bello de las personas. Chau, chau, chau.
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